quarta-feira, 10 de setembro de 2008

Colecciones


Hoy me acordé de vos. Caminaba y me topé con un clip. Me bajé y lo tomé. Entre mis dedos el trocito de metal casi ganaba vida propia. Vida de mensajero, que vino con el viento, y se clavaba bien allí al suelo, listo a ser tocado, leído como mensajero, a la vez, como mensaje. Al tomarlo, el mensaje se concretó. Sé que los colecciona. Y me imaginé:
¿Qué hace ese aquí desgarrado? ¿Qué hace este fuera de tus dominios?
¿O estará acá mensaje que me enviaste vía pensamiento, de siglos de años luz geográficos?
Lo metí adentro de Arlt. Lo uso como marcador de páginas…
Marco las páginas con tu afición. Mientras yo, colecciono marcadores de de libros…
Veronica Cabral de Oliveira
10/09/08

Um comentário:

  1. No podría nunca marcar los libros, eso me haría recordar donde dejé de leer, y yo quería hacer como que ya no lo había leído. ¿No es mágico como a veces leemos lo mismo sin saber que ya lo leímos; y luego, esa sensación de ya haberlo visto,y sobre el final la magia parece perderse en el: !la pucha esto ya lo leí! y todo vuelve donde estaba, ese desplazamiento pendular sobre el no recuerdo recordado, en el sobre todo de esa nada que cobra sentido, de esa cosa de no sé como explicarlo, a este libro debí marcarlo?

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